Ayer fue la fiesta del pueblo de mi padre y siempre que puedo voy, últimamente, como oblígación me he propuesto ir, incluso con el hecho de que mis vacaciones las planifico entorno a dos fechas en estas en verano y una de ellas es esta.
En el pueblo todo es diferente y más ese día: da igual con quien te encuentres que, de repente, te pregunta de quien eres, nieto o hijo, y las personas que conoces las ves más mayores, pero con los mismos ojos de siempre.
Siempre hacemos lo mismo, por lo menos los últimos años, ir a la procesión, comer en un pueblo cercano y luego ir a un patio de unos primos, bastante lejanos y que vemos de uvas a peras, pero son nuestro referente alli y nos tomamos todos un helado: este año uno de los patriarcas estaba recién salido del hospital, asi que, no estaba con nosotros, pero si en la memoria.
Cuando terminamos nuestro helado, suelo coger el coche e irme otra vez a la tremenda ciudad, sin preguntas de nadie de cuando volverás o dejarás de volver, da igual, siempre saben que algún dia volverás y pasará lo mismo.
En fin, me gusta ese día, me gusta ese pueblo y creo que vivir alli, día a día, sería realmente duro...pero ese día, me gusta...
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