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martes, 20 de febrero de 2007

Simplemente genial...gracias al que me lo envió.

Pues si, normalmente leo los correos a tiempo, es decir, cada día, pero en ocasiones, si no son muy importantes, los dejo pasar hasta que tengo tiempo. En esto me envio un amigo un mail titulado "cuidado con los gestos amistosos" y pensaba yo que era algún tipo de foto... pero no, me envio su propia experiencia que ahora paso a copiar:

Esta mañana, según venía a trabajar, he entrado en el Paseo de Isabel La Católica por el carril izquierdo con la intención de cambiarme al derecho en cuanto tuviera oportunidad para hacerlo, tal y como hago todos los días. Esta vez he tardado un poco más de lo normal, pero no ha sido más de cinco segundos, pues a mi derecha iban dos coches, uno a la misma velocidad que yo, a cincuenta kilómetros por hora, un poco más adelantado, y otro detrás suyo, a mi altura, cuyo conductor tenía mucha más prisa que nosotros pero que no podía adelantarnos pues no tenía sitio para ello. Aun así, lo intentó, como forzándome a frenar para hacerle sitio, pero no me dio tiempo y se volvió adonde estaba, a mi altura, haciendo gestos de un enfado evidente. Para evitar problemas, frené y le dejé pasar, y mientras lo hacía me pareció advertir que me miraba enfadado.

Unos doscientos metros más adelante había un semáforo en rojo, y yo, que ya estaba en el carril de la derecha le pasé, pues había más coches esperando a que el semáforo se pusiera en verde en el carril izquierdo que en el derecho. En ese momento, yo noté, por el rabillo del ojo, que me estaba mirando y haciendo gestos amenazantes, pero no le hice caso. El semáforo se puso en verde y los del carril izquierdo salieron a toda velocidad, por lo que mi amigo volvió a estar a mi altura y en ese momento sí le miré. Era un chico de unos treinta años, y como tenía cara de estar sumamente enfadado conmigo, se me ocurrió levantarle el pulgar en plan amistoso, de buen rollo, sonriéndole y diciéndole después con gestos que se tranquilizara. Sin embargo, no sólo no se tranquilizó sino que al ver mis gestos amistosos se puso a dar saltos en su asiento y a gritarme como un energúmeno.

Un poco más adelante otro semáforo acababa de ponerse en verde, y como en ese semáforo también había más coches en el carril izquierdo, él tuvo que frenar otra vez, mientras yo pude continuar tranquilamente sin frenar. Unos instantes después, aceleró a fondo y se puso nuevo a mi altura, acercó su coche a no más de 20 centímetros de distancia del mío, bajó la ventanilla del copiloto y me lanzó un tremendo salivazo, que, como comprobé después, no llegó ni a mi ventanilla, se quedó en la chapa de la puerta, debajo de la ventanilla. De nuevo, y ahora ya sin sonreír en absoluto, le dije que se calmara, y parece que esta vez fue así. En cualquier caso giré a mi derecha y le perdí de vista, agradeciendo que no se le hubiera ocurrido embestirme para quedarse a gusto, que a poco estuvo.

Simplemente genial, gracias por el correo, yo personalmente, me he reído mucho!!!! gracias

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