El caso es que, como decía, el otro día se encontró el cadaver en el rio Pisuerga, cerca de donde jugó tantos partidos y en ese mismo pabellón se quería hacer un homenaje a su persona, no a lo que hizo, si no, a lo que fue como deportista, y asi se hizo: su camiseta volvió a lucir en el Pabellón Pisuerga, acompañado de unos antiguos compañeros y de su propio hijo y cinco minutos de aplausos, que fueron más entorno a su despedida.
Tengo la entrada guardada, de momento, para, dentro de algunos años poder decir, yo estuve alli y como dije hace tiempo, que su descanse en paz Lalo y como decía una propia pancarta, "hasta siempre, capitan"...
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