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viernes, 13 de julio de 2018

2479 Quedando sin querer.

Lo he vuelto hacer, pero esta vez sin querer.
Mi propósito era quedar un rato con el amigo cartero para comentar lo del día anterior con los exsorianos, pero, de repente, la exsoriana me llamó por si quería tomar un café en el mismo sitio que yo había quedado con el cartero, toda una casualidad.
Para que no me pillaran, del todo, dije que si, que iba para allá, y cuando llegué se lo comenté, a la vez que pedía, le decía al cartero donde estaba y con quien estaba y él me dijo que iría a la hora convenida.
Y allí estuvimos los cuatro al principio, y luego el cartero: en ese espacio de tiempo hablamos de cosas instranscendentales, entre esas cosas que la amiga exsoriana se había sentido como "algo borde" yo más que borde, como dije, prefiero dejar hablar y luego hacer, más que, lo contrario, dar mi opinión sabiendo que, lo que digo, a esa persona no la gustará.
Tiempo después, llegó el cartero y en ese momento, mi amiga exsoriana me contó su vida, de unos cinco años, no cuadramos el tiempo exacto, cómo y qué hizo en Madrid durante un tiempo, con quien vivió y su "relación con otra persona" que, según decía, solo la veía los fines de semana.
Incluso que, cuando llegó a la ciudad, se fue a vivir con otros dos o tres amigos, eso me desconcertó totalmente..y según ella, yo me enfadé con ella al irse a vivir a Madrid, cosa que me enteré ayer.
Luego dimo una pequeña vuelta y cada uno a su casa. Los días posteriores, fueron más tranquilos.

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