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domingo, 2 de noviembre de 2008

La historia de un sábado que pensaba descansar.

Ayer fue un día de quedar y des-quedar casi continuamente: la noche anterior había quedado con el cartero para tomar café y dar una breve vuelta, pero, como al señorito le surgieron otros planes pues me llamó para anular los míos, bueno, para decirme que podía ir "donde quisiera" (muy tarde amigo, muy tarde). Yo recibí un sms de mi amigo madrileño (ahora denunciado por saltarse un semáforo en rojo), pero como había quedado lo suspendí, cuando me llamó el cartero para des-quedar, cuando lo supe quedé como habíamos dicho: y estuvimos en el cubi (dónde cierto día se me olvido pagar..o tal vez pagó otro...no sé...jejeje) y su primeras preguntas fueron, que cuándo habíamos ido a Zamora y a Santander y sobre todo, donde estábamos el día 14 de agosto: fue todo muy rápido y particular, pero quedamos para el día siguiente, por la mañana...pero...
Llegó la tarde mi amigo cartero me contó su tarde (que realmente no me importaba, pero creo que él necesitaba saber que yo no estaba enfadado) y a mi me apetecía ir al coffee, pero no solo: asi que me puse en el messenger y localice a mi amigo zamorano e insistí en ir a tomar algo allí, con pequeños detalles, la hora y que su madre había tenido un pequeño incidente, al bajarse del coche se hizo una fisura en la nariz: mande un sms a mi amigo madrileño para indicarle los planes (no sé si le interesaban o no) y me llamó para preguntarme que había pasado, se lo resumí y dijo que intentaba pasarse.
Me fui a por la moto y hacia el bar: intento aparcar y veo al zamorano con el coche y me dice que le siga que va a buscar sitio: tras dos vueltas le digo que no "regale sitios" y que aparque, yo sigo con mi moto donde iba a aparcar la primera vez: el llega minutos después y algo más tarde el madrileño (uff que lío y sólo son las 18 horas del sábado). Los tres teníamos ganas de hablar de contar cosas, de que nos escuchara el resto y solucionar cosas, y quedamos para el día siguiente.

A las 19 horas me voy a correr (por fin, que ganas tenía!) y a las 20:55 me llama el madrileño, para organizar la noche, yo paso de llamar al resto y él también, quedamos a las 22 horas. Como siempre llega tarde (lo sabe,un día no le voy a esperar...) y aparece el actual novio de una compañera de la facultad, que tiene cena con otros amigos. Aparece el de correos por fin, tomamos algo en un bar al lado, salimos y vemos al gestor (que pinta en esa esquina) y quedamos a las 12 en otro bar. En el segundo bar que voy veo a una niña del colegio, la saludo y pienso (que pinta a esta horas una niña de 12 años en este bar). Acaba el partido y vamos a donde habíamos quedado con el gestor, están. Vemos sitio, nos sentamos. Minutos después estamos gritando "bingo": si, por segunda vez, nos toca el bingo, lo celebramos y aparecen los de la cena del novio de la amiga de la facultad: a alguna hora indeterminada vamos a la calle paraiso y de alli a casa....es de noche, llueve y si,estoy cansado. Y esta es la historia de un sábado que pensaba descansar.

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