El otro día recibí la visita sorpresa de una persona que no conozco mucho, pero que podía estar donde estaba.
La primera sensación que tuvo mi cuerpo fue de nerviosismo, no por no saber lo que tenía que hacer, si no, porque la otra persona le gustaría como lo hago: no llego desde el principio y en el ambiente que estaba y a la hora que estaba, todo se hacía más o menos raro.
Durante casi todo el rato, estuve atendiendo a otras cosas por que era imposible hablar con esa persona, y como digo, todo esto, lleno de nervios por dentro, mirando por encima de mis ojos, sabiendo que me sentía observado, y él apuntando sus cosas y yo a lo mio.
La verdad que en principio si me sorprendio lo que estaba pasando y que, por supuesto ,nadie me hubiera avisado, supongo que ciertas personas lo sabían, pero no me lo quisieron decir, si hubiera sido en otro lugar, creo yo que si me hubieran avisado.
Cuando logré organizar a las personas de mi alrededor hablé un rato con la visita, y eso que no me hizo ninguna pregunta, sobre todo era del tema profesional, y solo me preguntó si iba hacer algo más, le indiqué que no, y sin más se fue.
Entonces, yo seguía algo nervioso, por un lado y casi seguro que lo había hecho bastante bien, no sé por qué, me creo que esa visita no será la única, aunque, eso si, me hubiera gustado que hubiera ido otro día y con otra personas, pero, claro, eso hubiera sido mucho dar el cante...creo yo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario