Hay veces que el sin tener mucha compañía habitual tienes que buscarte un poco la vida para contar ciertas cosas, buenas y malas, a través de otros medios, digamos teléfono, correo e incluso por el famoso waap, pero otras veces, aunque te hayan pasado cosas buenas, o cosas que tú consideras buenas, no tienes ganas de hablar con nadie de nada, y te sumerges en tu propio mundo sabiendo que eso, no le va a importar a nadie, como ayer.
Y si, es que ayer fue un día de esos: ya empezó por la mañana cuando estaba tomando el café tranquilamente leyendo algo y varias personas, solo conocidas, se me acercaron a saludar y en parte a interrumpirme mi lectura, tampoco era muy profunda.
A la hora de calentar precarrera, se me juntó un vecino y allí estuvimos, entrenado y hablando, reitero, sin muchas ganas aún.
En la salida nos encontramos varios del club, tampoco intenté tramar ninguna conversación, como digo, no me apetecía, cada uno se fue a su ritmo y no dijeron ni adios.
Luego durante la carrera, algún que otro grito de ánimo y poco más...fin de la carrera, llegar a casa y seguir con mis cosas, incluida una no quedada con los amigos, con las pocas ganas que tenia yo de hablar casi mejor.
Y asi transcurrió un día sin ganas de hablar, como otras muchas veces le pasa a mi señor padre, que escucha mucho y habla lo justo, y esos ojos que tiene, de entender todas las decisiones, buenas o malas, pero no dice nada, pero seguro que lo piensa, hoy, es un dia un poco de esos, mañana, más y mejor, o tal vez, menos ganas de hablar...quien sabe....
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