El otro día mientras estábamos por última vez en un bar para despedirnos de dicho bar, por que, uno de ellos se empeño en ir y por lo tanto fuimos todos, como siempre, sacó a relucir una de sus pasiones, en este caso la montaña.
Yo sé que cuando habla, suele exagerar las cosas y luego, la verdad no es tanto como es, al menos, como le conozco yo así lo creo: dos datos que nos contó: siempre nos cuenta lo que hace por Pirineos, como su última super- aventura que, ahora ya no hay un árbol, si no, una cuerda para pasar por no sé donde, mientras el otro amigo, le daba la razón y le pedía más explicaciones, yo simplemente, escuchaba: el otro dato fue más raro; hace más de un año que él, que fue invitado hacer una actuación, gratuita de magia, que por cierto, lo hace bien: pues bien, preguntó a los que le invitaron que tal era el dueño del bar y ellos, ahora que ya no van a ese bar, le comentaron las condiciones para jugar a un juego en y que las condiciones fueron variando: por medio, había un camarero que era su amigo y que les alquilaba, algunas veces, ese lugar, pero, tanto a ellos, como a otras personas: pasó el tiempo, se cansó de hacer esa tarea, dejó el bar, ellos dejaron de hacer lo que hacían y cada uno por su lado, ese fue el resumen de mis amigos: el amigo que cuenta cosas y exagera, dice que el dueño le ofreció hacerse cargo de la sala de fiestas, no nos dijo condiciones ni lo que él le pedía ni de lo ofrecido, solo nos dijo que lo rechazó, hace dos o tres años....y yo me puedo suponer que uno de los motivos fue por cosa del dinero, si es que, esa conversación fue verdadera, por que, de una conversación a un ofrecimiento va mucho.
En fin, que yo suelo escuchar más que hablar, y me va bien, sinceramente, se aprende mucho más.
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