Hace muchos años, y en este lugar he hablado de él, tuve un amigo con el compartí gran parte de mi vida: viajes, amores de juventud, experiencias varias y cada año, por nuestros cumpleaños nos invitábamos en diferentes restaurante de la ciudad, siempre, intentando cuadrar, el quedar con otros amigos.
Con el tiempo, y la distancia, él decidió ir rompiendo esa amistad, hasta tal punto de ni uno ni otro escribirnos nunca. Alguna vez hemos coincidido por la ciudad, él, con amigos comunes y yo, a veces solo o con otra gente: en un momento determinado, entró en acción el amigo zamorano, que ambos conocíamos de diferentes sitios, y también se unió a esos viajes, esas amistades y cumpleaños, con una pequeña diferencia, ya que él nunca se acordaba de mi efeméride, pero siempre le invitábamos a ello.
Ayer se dieron ambas circunstancias: el amigo exzamorano no se acordó de dicha efeméride y, casualidades de la vida, al amigo madrileño lo vi por la ciudad, en el barrio de siempre hablando con otro amigo "común": su aspecto era casi el de siempre: algo fuerte y con mucha barba, como he tenido yo durante mucho tiempo: si algo me caracteriza es mi oído y según me iba aproximando escuché su voz, su risa y si, miré, pero sin ver visto: con quien yo estaba, les indiqué el ir por otro lado, para evitar su campo de visión y marcharme, como digo, sin ser visto.
Y si, eso más que nada son casualidades de la vida un año más: el amigo zamorano se olvida de ese momento, y yo me encuentro con un amigo que imagino ya no se acordará de mi efeméride, o si, y paso d él...
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