Ayer hice mi 23 media maratón en un pueblo, digamos, lejano, pero muy cercano de corazón.
Las últimas tres veces lo he pasé mal, mucho calor, no me gusta el recorrido y muy poca gente corriendo: siempre, tenia mi muro, donde casi me tengo que ponerme a andar en un momento más pronto que tarde.
Ayer, creo que después de haber entrenado mejor y mejor de cabeza, fue todo diferente: hacía menos calor y desde el principio estuve con tres/cuatro personas, luego al final tres: un chico con camiseta azul, y otro con camiseta blanca: el de camiseta azul nos llevo todo el camino, mientras que el de gorra blanca estaba detrás, yo, en medio.
Al final cuando quedaban 200 metros, aunque íbamos rápido, el de camiseta azul se quedó el último, el chico de la gorra blanca, por delante y yo, una vez más en medio, esperando al de azul.
Y se acabó: casi he dicho una y otra vez que es la última vez que voy a esa carrera, no solo por la lejanía, si no, por todo lo que eso conlleva: pero si no vuelvo, lo habré hecho con buen sabor de boca, con mi mejor tiempo, en esa carrera, mejor cabeza y sabiendo que, cuando se entrena regular y bien, se pueden hacer mejor las cosas.
En fin, ayer fue un día feliz, mañana toca preparar la de dentro de otro mes, esa sé que no será la última, pero casi..
No hay comentarios:
Publicar un comentario