Un año más y van por cuarto consecutivo, el F. C. Barcelona ha vuelto a ganar la Copa del Rey, esta vez, sinceramente, con gran autoridad y dejando, casi, sin palabras, tanto a los aficionados, como a los periodistas y a los amigos.
Empezaré por estos últimos: más que aficionados al fútbol, empiezan a ser forofos de su equipo y si lo hacen bien, puede haber cien mensajes, si lo hacen mal, dos y si gana el Barcelona ni les interesa: yo, en ese caso, he pasado de contestar a nada.
Me gustaría escuchar al presidente del Sevilla, siempre diciendo que quieren ganar, pero pierden, incluso con su rival de toda la vida, el propio Betis, y los aficionados, llorando ya que, según algún periodista, "algunas personas solo han visto ganar a este equipo".
Y hablamos de los periodistas: pocas veces he visto menos emoción en la retransmisión en mucho tiempo, tanto por que metió goles muy rápido, como por todo lo que estaba pasando, por llamarlo de alguna forma simple, fue un baño del Barcelona al Sevilla, pero nunca se dijo esa palabra, sobre todo y me puedo imaginar por el respeto al Sevilla y todo eso.
Y por último, me centro en el programa deportivo nocturno de la televisión: eso es como un gallinero en el que poco se habla de fútbol y mucho de las polémicas: primero se metieron con los "pocos aficionados que había en la Fuente de Canaletas", luego, con los que habían perdido, que en una Feria de Sevilla, lloviendo, casi no hubiera gente y lo quité: si eso es periodismos deportivo, yo, prefiero otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario