Desde hace varias semanas he decidido, casi, no contar nada a mi "nueva ilusión" sobre qué hago o dejo de hacer, los fines de semana, y todo, porque me he ido dando cuenta que, de sus fines de semana no sabía ni la mitad, aunque, con el paso de los días, me iba diciendo cosas.
Y es que, de este fin de semana, podría contarla que, el viernes intentaba ir a correr cuando me crucé con el marido y el suegro de una la exsoriana que estaba intentando cambiar la rueda de un coche y que se había quedado muy encajada: que pensé en llamarla, pero, una vez más, me hubiera dado largas, y todo, para no llamar a su amigo mecánico. Esta historia, hubiera sido más larga contada por teléfono, y sé sus respuesta evasivas sobre su amigo mecánico.
Y luego, también la contaría que he estado con gente de fuera, dando una vuelta en coche y visitando pueblos, y la conversación, un poco rara, de la comida familiar.
Y cómo sé sus respuestas, a este fin de semana, no hacer nada, o quedar con su sobrino, por la foto que he visto, y para ella, esa pequeña salida no será nada.
Y en algún momento de mi vida, me gustaría decirla que estaría bien solo amigos, como ella me ha sugerido muchas veces, pero, nunca dicho con esas palabras: ella sabe que yo me iré lejos, pero, quizás sabe, es que yo ya he saltado de esa relación y que, aquella última vez que yo pensé que en eso mismo, pero no dije, puede que fuera verdad: no tenemos ni tiempo ni intimidad...
En fin, empieza una semana más, donde, como ya la he dicho otra veces, no habrá ninguna novedad, los dos lo sabemos, pero no lo decimos...
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