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miércoles, 4 de noviembre de 2009

891 El primer día de viaje

El viaje a Madrid empezó a eso de las 11 de la mañana, cuando decidí meter la ropa en una mochila en vez de una maleta, para ir unas horas, aunque fueran 50 horas, no era necesario mucha ropa: a las 12 pm estaba montado en el autobús camino de la estación: en un principio pensaba ir andando, pero al vez el bus número 8 me monté en él: era un autobús doble y me fui a la parte final, pero sin llegar a sentarme: estuve mirando a una madre con su hija y pensé que la madre había sacado a su hija de paseo ya que no había clase: al cabo de unos minutos veo a la madre que me mira detrás de una gafas de sol: la cara me suena pero no del todo...y de repente dice mi nombre....a lo que yo solo pude responder “jefa”: si, era mi jefa, la que me enseño hace muchos años el oficios de auxiliar de geriatría: hacía seis años que no nos veíamos y yo no conocía a su hija...fue un momento bonito a la par que raro: yo me tenía que bajar pronto, asi que,dos besos y una caricia a la peque y me fui a cambiar de autobús: si hace dos semanas camino de Palma la parada del otro autobús la habían cambiado, ese viernes ya estaba todo normal, así que me di un paseo a lo tonto, de parada a parada. En el otro autobús no hubo ninguna incidencia.

A las 12:15 me fui a la cafetería de la estación a tomar un café con hielo, también como manda la tradición: a eso de las 12:30 salí para ponerme a la cola cuando la primera sorpresa fue que por las pantallas aparecía que el tren venía con retraso, algo raro pero así era, además, había huelga del personal de ventanilla. A las 12:50, diez minutos después de que el tren debería haber salido, nos dieron paso para coger el tren: a las 13:05 estábamos todos montados en el tren camino de Madrid y yo avisando a mis amigos que llegaba tarde.

En el tren alguien preguntó si llegaríamos a la hora, y el revisor dijo que si, que sin problemas....bueno, pues sin problemas llegamos los veinte minutos de retraso: me baje del tren y me fui directo a coger el tren camino de Atocha, pero sin coger el billete y claro, al llegar a Atocha no podía salir, así que me tocó explicar a una señorita y un señor de la estación lo que había pasado: me dieron un papel y me dejaron salir: eran las 15 horas y a esa hora debería estar en la puerta del trabajo de un amigo, pero no, estaba saliendo de Atocha, en un camino equivocado: llamé a mi amigo y me indicó el camino correcto: 10 minutos después estábamos comiendo en un Vips, cerca de su curro: todo muy bueno y hablando de temas variados: al café me invitó él en un bar al lado del Congreso. A eso de las 16 horas y pico llamé al chico en el que me iba a quedar en su casa y nos indicó como ir en metro hasta su casa: mi amigo sabía una ruta, pero le dio otra y la aceptó. En el metro, sin problemas llegamos hasta el lugar donde habíamos quedado. Mi amigo se fue, con el que había comido y yo me encontré con la novia de mi amigo que me acompañó hasta el coche: “¿que quieres hacer? “lo que quieras respondí” “¿conoces Ikea? “No”, dije yo, “Pues vamos para allá”: y alli fuimos los tres a ver Ikea y ellos a comprar cosas: curiosidades, yo puedo estar horas mirando tiendas de regalos y ellos pueden estar horas mirando muebles, jeje.

Después de varias horas por Ikea, cuando íbamos hacia casa, pasamos por un Decathlon, y es que yo me quería comprar un pulsómetro: otra media hora de estancia en esa tienda deportiva con explicaciones variadas de la dependienta que hizo al final que me comprara un pulsómetro mejor de lo que quería y a buen precio. Tras esa visita fuimos a otra tienda de deportes y luego, por fin a buscar algo de cena.

La casa está bastante bien, para estar de alquiler, pero, a mi gusto, le falta todavía aroma familiar: cenamos, decidimos ver una película y qué película ver y nos fuimos a la cama: fin del primer día de viaje.

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