Hoy si me apetece escribir sobre mi nueva ilusión ya que, ayer pasó algo que últimamente no pasaba y es vernos solo y estar un rato juntos, casi, sin hablar, ni un que tal el día, nos daba igual queríamos estar viéndonos y sabiendo el uno del otro a través de los ojos que va todo bien, que todo va rápido, muy rápido, y que, el tiempo y la distancia no es excusa, que nos da casi todo igual y que, esperamos vernos, el próximo día, quizás el jueves o cuando se pueda.
Y todo principio tiene su fin: yo no comenté qué iba hacer, pero si estaba en mi cabeza, perfectamente pensado, era simple, un café y dar una vuelta, aunque, luego, la tarde se complicó: en otra situación, es probable que se lo hubiera contado, pero, sinceramente, no me apetece, no quiero y no lo haré.
Y ahora me tocan dos días de silencio, casi extremo, esperando algún momento de hola, y silencio, sin propuestas, sin saber el uno del otro y nos quedará el recuerdo de lo bien que lo hemos pasado estos ratos.
Por cierto, ella me sigue hablando de una tercera persona, pero yo no quiero hacer eso que ella me dice que haga, y si lo hago, sinceramente, ella, no se enterará...
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