La semana pasada me encontré con un antiguo director ya jubilado del centro educativo de cerca que, en los últimos meses de su profesión, habia vuelvo a ser un simple profesor/compañero, aunque, para mi, nunca había dejado de serlo, pero si le iba eso de estar en el despacho, para lo bueno y para lo malo: lo único raro, es que, se despidió un poco a la francesa, no quiso regalo, no quiso despedida, no quiso nada...aún así, un par de años después, me habló como siempre y de lo mismo, y sobre todo, que era feliz con su familia.
Al haberse despedido de esa forma, yo no dije nada a nadie sobre ese encuentro, tampoco sabría a quien decírselo.
Y el otro día, cuando iba a mi última reunión de mi último curso, en una curva lo vuelvo a ver, en principio solo a él, pero, a su lado, otras compañeras, entre ellas, las que él puso a su lado....y pité con la moto, y solo una compañera, supo que era yo y acertó a decir mi nombre...o sea, que, en privado, lejos de todo el mundo, ciertas compañera le guardan buen recuerdo y de vez en cuando siguen quedando con él...la verdad que me alegro de no ser el único que tiene ese sentimiento de cercanía hacia él....y si, me gustó verlo, aunque solo fuera un rato.
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