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jueves, 18 de julio de 2019

2848 4 horas escuchando al otro/otra

La semana pasada quedé en pocas horas con dos personas que parecen que son el centro del mundo ya que, tanto uno, como otra, solo saben hablar de yo, es decir de si mismo.
El primero de ellos es un amigo que veo de mucho en mucho, su trabajo, su familia y sus viajes hacen que, como digo, el 90% del tiempo de conversación es sobre él y escuchar sobre él: trabajo, como siempre, a veces le mandan a trabajar fuera, pagándole más: su compañero y él son los que mejor hacen las labores, los otros son vagos, pero están bien considerados: como siempre, si le falla lo suyo, se puede ir a otra empresa: familia, su mujer sigue yendo y viniendo en diferentes medios de locomoción, acompaña de gente desconocida o le toca ir en autocar, si cuento que trabaja a unas tres horas de esta ciudad, y se pasa allí mucho tiempo del dia, casi, vida familiar no tiene:por cierto, no sabía que había dejado el alto cargo, o han puesto a otra persona, depende de la versión: y futuro vacaciones, por fin al norte y escapadas fines de semana. En eso, digamos profesional
Ahora lo amateur: ha cambiado un montón de cosas al coche, me lo ha contado, y parece otro coche, sobre todo, por seguridad, él hace todo, es todo un manitas, aceite, frenos...lo que le pidas, y puede que se lo hacer, incluso me puso a mi unas luces por casa, previo pago, claro.

Segunda parte de la tarde, más bien de la noche: la amiga exsoriana siempre habla de ella: del tiempo que hace que no hace no sé que cosas, de cómo es su relación con sus amigas y sí, me he dado cuenta que, si ella no habla de sus cosas, del resto de personas no la interesa mucho y si dos personas hablan del pasado, ella pone cara rara, como diciendo "que hago yo aquí que no estoy hablando de lo mio", y una vez más, y casi siempre acierto, "llama cuando no tiene nadie a quién llamar", si tiene otros planes, si se va con otra gente, no llama, pero, si tiene que quedarse un rato sola, no sabe, no quiere y se busca la vida y es en ese momento cuando me incluye a mi, y yo, si puedo voy, si es cerca y me apetece.


Lo último es del amigo cartero: hace dos sábados hicimos parte de un viaje juntos, no avisó de su salida, pero, cuando vio que su viaje iba a ningún destino, se unió a mi viaje: no así la segunda semana: estuvimos hablando hasta las 22 horas y pico, y a la mañana siguiente, él, de repente, como se le ha fastidiado su vida en el pueblo, pues se fue hasta cerca de donde suelo ir yo: pero, intuyo que en este caso, él no quería que fuera, más que nada, porque sabiendo su plan de viaje final, yo no hubiera ido, más vale lo bueno conocido que aquello que yo le hubiera podido enseñar.

Y todo esto, me pasa por estar rodeado de gente que, como digo, piensa en el yo más que en nosotros, o en hacer cosas juntos, poco cambiaré yo a esas personas.

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