Los últimos lunes de este mes de Julio había hecho casi lo de siempre, hacer algo de deporte por la mañana y por la tarde quedar con el amigo cartero, tomando algo en un bar cercano de un lugar donde él suele ir. Lo hacíamos allí, sobre todo, porque a él le venía bastante bien, para luego irse a casa a una hora razonable.
Pero el pasado lunes se torció un poco la cosa: el día estaba más oscuro de lo habitual y de vez en cuando en esa tarde llovia: asi que, sin pensarlo poco decidí no hacer eso que solía hacer otros días, aún así, pregunté, y él, aún lloviendo, como no tenía otra cosa que hacer dijo que iría y es probable que se tomara ese café en ese bar, pero, al no ir yo, me puedo creer que, en vez de fuera, lo haría dentro.
En más de una ocasión he propuesto cosas para hacerlas en otros sitios y a otras horas, y como siempre hace, cuando no le interesa, ni contesta, ni dice nada, ni hace nada: normalmente hace su rutina, queda cuando le viene bien y le apetece y otras muchas veces, cuando no le viene bien, hace eso, como digo yo, nada, seguir su curso y ponerse hacer otras cosas.
Si un jueves o martes, propongo quedar en un bar a la misma hora que el lunes, la respuesta será negativa, y si le dices que no, aún le sienta mal, por eso, multitud de veces ya no prefiero decir nada y hacer mis propios planes sin contar con él para nada, como hace él cuando queda con otra mucha gente, y no llama, y si quedo con yo con terceras personas, me toca llamar y dar demasiadas explicaciones...pueden pasar semanas, hasta que llama para hacer algo, lógicamente, algo que a él lo interese, si no, ni llama, como otros tantos.
Por eso fue tan importante el pasado lunes el dar ese paso hacia el no, también por la meterología y desde entonces, ni una sola propuesta, ¿casualidad?
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