Hace mucho tiempo que no escribo en directo, es decir, que muchas de las entradas que hago, como algunos muy buenos articulistas, las hago antes, eso si, contando cosas mias que me han pasado y luego, creo que se me va a olvidar.
El caso que esta semana, hoy es viernes, que termina, está yendo a toda velocidad, y haciendo cosas que nunca, creo había hecho.
Con mi nueva más amiga que nadie sabe nada de ella, resulta que cada vez está más cerca de mi en todos los sentidos, haciendo cosas, que hasta ahora nunca habíamos hecho, y cada vez, hacemos, ambos, más locuras: os cuento las dos últimas que para el resto del mundo, serán normales.
Por circunstancias ha venido esta semana dos veces a casa, para pasar un rato, y el hoy mismo, de repente, acompaña a un familiar hasta su casa, ella sola, me lo cuenta y nos vemos un rato.
Pero el surrealismo absoluto llega cuando ella sube a casa para bajar la basura, sin protestar, sin decir nada y despedirme.
He mirado varias veces cuando se iba, ella a veces miraba a veces no: pero, al irse la veía seria, serena y camino de su vida, de su vida real.
Yo soy su ilusión, el que está para hablar de vez en cuando, el que se ve a escondidas, cuando puede y poco más.
El resto, atada de pies y manos, ya está hablado y solo me ha dicho varias veces que si yo quiero, lo paramos todo: y en ese momento yo me he callado, pero es para decirla ¿de verdad que estás dispuesta a dejar todo, casi veinte años por algo que no conoces? Intuyo que esto, la gusta, hasta que deja de gustarla...¿cuándo? Algún día.
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