El viernes, hasta casi la hora indicada, nos seguimos mandando mensajes sobre situaciones y sobre su futura vida.
Lo primero que me sorprendió fue que ella estuviera tomando un café en un bar, cercano a casa de mis familiares, no me dijo con quien, yo, no pregunté, pero si ella soltó que "como yo no quiero tomar café"...cosa no cierta, simplemente, que, no avisó ni propuso nada.
Lo segundo fue, que estuvo haciendo cosas toda la mañana y tomando café, eso si me lo había dicho, pero, lo de las cosas, tampoco lo sé, y en teoría, tampoco me importa demasiado.
A lo del café me vine un poco arriba, porque, quizás, hasta diciembre no nos tomemos un café, no se sabe si pagará ella o pagaré yo, depende de la situación: hipotéticamente, ella, porque en mi vida no habrá cambiado nada, pero, cuando la dije que "quizás me toque pagar a mi", pero "habría más gente", intuyo que no la gustó demasiado. Sería, como perderme, sin querer, pudiendo haber hecho algo, pero no lo hizo, por miedo.
Y los últimos mensajes fueron para saber como estaba ella y si, como siempre, normal, no había avances ni retrocesos, dando vueltas a las cosas, pero sin solución, sin plazo... solo un día más.
Como en otras ocasiones, la pregunté por sus planes: los de siempre, amigos en el pueblo y domingo tranquilo. Me preguntó por los míos, mis días normales y esperados, cosa cierta, sin decirla nada de mi próxima semana y mis planes, ni pienso.
Y como digo, en su vida, puede que sabiendo su pareja, un poco, sus sentimientos, puede que haya cambiado algo, pero, realmente, no ha cambiado nada...ni cambiará...
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