Siguiendo con la historia del amigo escultor y sus amigo, he pensado varias cosas, hoy, contaré lo que me contó él el otro día y en la entrada de mañana una frase que me lleva taladrando estos días sobre lo que me contó.
Como mucha gente, el amigo escultor tenía amigos del colegio de toda la vida que han ido desapareciendo por falta de contacto o por otras historias, pero, como yo les he conocido, de vez en cuando, le pregunto por ellos.
Uno de esos amigos era casi íntimo diría yo, pero, como tuvo pareja definitiva, se fue del barrio, se fue alejando poco a poco, como otros, pero con los que él si consideró que podría seguir manteniendo ese, al menos, mínimo contacto. El caso es que, según su versión de los hechos, aunque se fue alejando por tener pareja e irse a vivir lejos, si que fueron invitados tanto él como otro amigo íntimo a la boda, pero, la fecha no les cuadraba bien, con el famoso viaje de todos los años a una de las islas, asi que, como el uno no iba a ir, el otro tampoco, y según él, les invitaba "no por ser amigos", sino, "por el famoso dinero que hay que entregar en las bodas": el que si fue es un tercero que según les dijo luego "pues no debería haber ido".
El trato con ese amigo es cordial, cumpleaños y año nuevo, y ya le dije en alguna ocasión que yo he hablado con él, siempre cordial y sonriente, y todo bien, y él, no ha hecho mucha intención de verse, por lo que parece, sé que hay algo más detrás, pero no sé el qué.
Y es que, buzando en internet y redes sociales, observo que con otro amigo que también era de los llamados íntimos, si que fue a su boda, junto con otro amigo pero no a la del otro ¿casualidad? o es que les venía bien...nunca lo sabré, pero, quizás, si nos vemos en estas próximas fiestas, le preguntaré por él...me dirá que sabe poco, pero algo sabe....ya os contaré...
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