Me pasa de vez en cuando que, cuando estoy con personas que no veo con asiduidad, me voy dando cuenta que, para un rato bien, pero para más tiempo, me resultan pesados, por sus comentarios o lo que piensan de otras personas.
Tengo dos ejemplos: ambos son amigos, no muy amigos, pero si amigos, de diferentes hobbys, aunque ambos les conocí en una pista deportiva.
Al primero de ellos, le estuvieron criticando uno de sus hobbys, hacer fotos, si bien es cierto que hace muchas, pero no creo que decir siempre lo mismo dará algún resultado, es fácil, si no te gusta, no queden con él o si quedas con él se lo dices, pero, decírselo a un tercero, siempre, resulta pesado.
Y el segundo, que es más amigo de ambos que el primero, las críticas fueron hacia su forma de ser, digamos que muy interior, casi sin hablar de cosas del trabajo, pero si de proyectos que puede llegar hacer, unas veces los hace y otras no llega a ser posible. Pero, según ello, como alguna cosa le ha ido bien, parece que se ha crecido, y, aunque no lo digan, hubieran preferido que, alguna cosa no le hubiera salido bien, para, precisamente eso, que no estuviera tan crecido
Y como digo, este tipo de personas, las prefiero a pequeños sorbos y de muy vez en cuando que siempre, más que nada, porque, si de esos, sus amigos, a veces hablan así, siempre pienso ¿qué no dirán de mi?
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