Después de un sorprendente primer programa donde casi todo era nuevo en el programa Zapeando, el día segundo, después del cambio de presentador, todo era, casi igual.
Estaban todos sentado alrededor de la mesa, y, como era esperable, se iban riendo de las críticas que habían recibido en ese primer programa, cada uno iba leyendo y comentando les había hecho gracia.
Un pequeño dato: para que se va que hay cambios, ya no están los que van en directo a verlo a los dos lados, sino, solo en uno de ellos, en el otro, está vacio, al menos, de momento: segundo, hasta que la gente se acostumbre a ver, a la derecha del presentador hay un chico y a la izquierda una chica, cuando casi siempre, cuando estaba el otro presentador, solía ser al revés.
Y claro, se echa de menos a las personas que no están, ni se las espera, aunque todo o casi todo fuera previsible: falta vez a los nuevos, que me imagino que irán poco a poco.
Hay que dar un poco de tiempo a lo nuevo, guste o no, pero si que tengo que decir, que ya no lo veo como antes, con el presentador y todas las demás cosas de su entorno, no sé si me acostumbraré o simplemente, como hoy, me iré a otra cosa y no pensaré en verlo con posterioridad...
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