El pasado fin de semana hice un favor a la amiga exsoriana, me lo pidió y me cuadró para poder hacerlo: el favor era muy fácil, ir a buscarla a un lugar, cercano a su casa, pero a la vez, un poco oscuro y peligroso.
Durante todo el día no supe absolutamente nada de ella: llegada la hora hice lo que me pidió, ir a buscarla, pero, andando, su pareja se pensaba que iría en coche.
Cuando se bajó del tren, no venía sola, venia con otra "amiga" de Madrid, que yo, jamás había visto.
No sé porqué, pero, me esperaba una cosa así: se juntan, por fin, tres amigas, sí, solo tres, y , al parecer, entre ellas, no la amiga exsoriana, habían discutido y mucho e incluso llorado: no sé qué paso, no quise saberlo, solo que, mi amiga venía super- animada y dispuesta a salir y darlo todo.
Se fue a casa, vio a su pareja e hija y salió con su amiga.
Aparecieron un rato donde yo estaba viendo el fútbol, y creo que me notaron "raro", pero, supe salir del paso.
Pasaron las horas, más bien hasta el día siguiente, cuando, aparecieron un poco tarde en la carrera que yo ya había acabado y que casi me iba, vi que me habían llamado y llegaban...con una brutal resaca y de falta de sueño en general.
No sé si por eso o porqué, pero, la niña no quiso en este correr, con el consiguiente cabreo del padre, no mío, pero, ella estaba fatal, ya sabes, falta de costumbre: nos tomamos algo y cada uno a lo suyo.
Por cierto, ella estaba contenta, como toda mujer, pero, según ella, algunas personas habían intentado ligar con ella, ye lla, sacó a relucir su anillo de casada, eso si, no descartó haber hecho algo con alguno si no lo hubiera estado, como es normal, nunca conmigo, aunque me lo diga habitualmente.
Reflexión mía: que paciencia tuvo que tener su madre durante su época de vida loca, de salidas, novios y demás, y qué paciencia tiene que tener su actual pareja con todo su carácter, y sobre todo, todo lo que manda, excepto cuando estoy yo.
Y otra más: que manera más tonta de pasar de tener un buen día a un mal día, y no creo que no se quedara sin amigas, sino, más bien, por su carácter, que no cambiará, y con todo lo que tiene, también lo bueno, llevarse esos cabreos, desde mi punto de vista, no me parece muy normal.
Me llamará para tomar algo y hablar los próximos días y yo, escucharé, pero, como siempre, decir, no diré nada, solo pensaré, no me interesa decir cosas que no interesa escuchar.
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